domingo, 16 de septiembre de 2012


Señor:

Tengo los zapatos hundidos
de corazón,
no ven ya la lluvia,
no escriben desde el viento
porque no empiezan blanca llama.

Conozco los zapatos hundidos
de tu verdad -que dijiste-
o de tu fe de tierra:
un hambre inagotable y quizás dura.

sábado, 8 de septiembre de 2012


MÁS QUE DECIR


si mis ojos pudieran ver el más allá
el... más allá

y si así vieran la luz de la luz
la sombra de la sombra también
lo que detrás de todo causa un todo
lo todo
la carga de todo con todo
la esperanza que se conoce únicamente por alma
el ansia ya sólo ansia desenmascarada:
la raíz de los sueños

si mis ojos pudieran ser
                                          sí
ojos
como algo...
como la Verdad parece ser verdad
en la dignidad del presentimiento
por la flor demiurga del impulso

ojos
en la dignidad del llanto
desde la dignidad de esto o del cotidiano
                                             cariño
andando andando
por entre campos tan armónicos
ya tan hechos – hallados – de belleza
                                                                                                       
si mis ojos
                      por ojos
tal cual
por abrimiento quizás
o por revelación
– a mí – me vieran
                                                                                                   
si
aquí
estuvieran de razón
                                    lanzada al amor
recogida
de promesas entre lo etéreo...

si con una amanecida
sencilla
y agua desnuda
dieran – sí dieran –
la (su) lealtad sin más
                                      así como de improviso
y su suma
sin más sus llamas
sin más sus sobrevenidas fuerzas
sin más su vigOr
p r i m o r o s o
brioso y cíclico

si...
si mis ojos
                     por lo que son – y fueron –
si mis ojos que llaman llamadas
llamaradas
al fin
suyos – para sí – soñaran el primer fondo o talle
y
      eso        vieran                                                                         

domingo, 2 de septiembre de 2012

L O S   I N O C E N T E S


Nos apoyamos, Dios, en la esperanza;
tú no tienes por qué intentar ya nada.
Nosotros vemos en la luz pintada
eso... que nuestro corazón alcanza.

Con la ignorancia damos la enseñanza
y jugando a reír vida olvidada
vamos jugando... hasta la ocultada
muerte o verdad: real desesperanza.

Tú no tienes por qué intranquilizarte
en sin remedios, no, ¡ansiar de cenizas!,
vacuos somos allá o en cualquier parte,

reinos de soledad, sólo hechos trizas
en comprensión, bromeando en regañarte,
faroles en la edad, tontos con prisas.