RESTADO A PERRO
¡Mi esperanza!:
Estoy umbrío por la pena
restado a perro -¡mas un perro siente!-
con el hundido corazón queriente
que a nadie duele, pero a mí me llena.
Pisoteado, censurado, pena
es pena -del morirme insuficiente-,
pena por el amor inobediente
que resiste y maldice la gangrena.
¡Eso sí que es umbrío con desganas!,
mientras sumo a seguir y otra vez pierdo
-¡Vida!- y otra vez pierdo las mañanas.
¡Umbrío es sólo umbrío! o el mal acuerdo...
que ya estas huellas ha dejado canas
y, de estos mundos, uno sólo cuerdo.
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