Creo en las estrellas que me sueñan una
esperanza,
en los ríos que no temen,
en el sindinero del corazón;
y en la sonrisa que no se le prohíbe a un niño.
Creo en los pisoteados que no callan,
en los locos siempre del amor,
en esos mínimos que no se venden,
¡nunca!
Creo en el que no cree a ciegas por la vida
porque... sabe en qué creer
precisamente,
sabe DISTINGUIR,
y no dejarse engañar por la indiferencia.
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