sábado, 20 de octubre de 2012


LA OSCURIDAD DEL OLVIDO


Estás ahí,
estás ahí,
usando solo el perfume del llanto;
ahí…, quizás hasta la oscuridad del olvido.

Y, yo, corazón barato, un azar inhabitual,
un famoso pudrirse de la insistencia,
sí, a dios enlagrimado, a dios cercado, a dios irresumible,
un yo mínimo para los vivos, un siento, a ver, siento,
un poco andar..., un más o menos que me destiempla,
quiero recordarte, amigo  dulce
                                                 – eso quiero –.

¡Qué agrio está este tiempo sin ti!,
¡qué fría es la prisa hoy del… silencio!; pero, ¿qué hacer?,  ¿qué hacer?, ¿qué se puede hacer?

Está como si esta letra de mi intención se me oxidara, como si este azul del parque se desvaneciera,
como si esta cara – mía de sueños, mía de todo, de ¡todo! – me ignorara.

No hay comentarios: