PARA EL CIELO Y PARA TI
Si fuera posible no decirlo más
volvería con la mano limpia sin el miedo
incurable de las lágrimas encerradas en la noche,
a ciegas
con un deseo de Dios -sí- ininterrumpido
en la corriente fulgúrea de las estrellas,
como
para besar la sangre que no contamina una ceniza
y los días muertos y sin fe.
Entonces sentiría la hierba acariciada
por un lunes húmedo de lluvia
contra el cansancio, lanza impróvida,
aséptico cansancio que
mata
y sin piedad busca los pequeños pedacitos de amor para tumba.
Porque el corazón es un tam-tam insospechable,
hoy revelándose en flores que nadie siquiera ve,
el corazón es un hilo de Ariadna
de las raíces todas frente al abismo y soledad
en los amores míos, invisible.
Es la energía que dibujaron las gaviotas,
un hambre de aurora que lleva la música,
guardián a madre,
a eternidad,
que no saben los odios.
Él se liba de par en par
solo -a corazón-, y luego rumiando alas habitan duendes y miradas fáciles.
Un corazón desmesuradamente juega
a tiempo,
a silvestre melodía,
a vagabundo mundo.
En un pequeño e inocente niño, es una acrobacia de milagros
donde la sonrisa es un mosto a soles,
desnudo gesto que, como pureza, infinitea.
Si fuera posible entonces remover lo que se ha fijado a baldío furor, a negritud,
las palabras rotas, los torcidos inviernos
que acechan estúpidos el grito de un rezo apaleado.
Si fuera posible mi hermano con cuentos de pez,
el tuyo como imposible, como imposible;
¡oh!, ¡toma un manojo de claridades!
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